Softskills: ¿Cómo gestiono el cambio?

Hace ya muchos años que se habla de la importancia de la gestión del cambio, y, sin embargo, sigue siendo un tema de discusión y preocupación tanto en la vida personal como en la profesional. Y es que el cambio puede ser tan necesario como peligroso.

Hace ya muchos años que se habla de la importancia de la gestión del cambio, y sin embargo, sigue siendo un tema de discusión y preocupación tanto en la vida personal como en la profesional. Y es que el cambio puede ser tan necesario como peligroso. (Lo decía ya en su época Maquiavelo).

Antes de nada, veamos por qué se producen los cambios: Un cambio se produce por necesidad, deseo de explorar y lograr nuevos objetivos y por imitación. Cuando se percibe una fortaleza o debilidad (factores internos) o cuando se percibe una amenaza o una oportunidad (factores externos) es momento de cambiar.

Es bueno ser consciente de que un cambio conlleva un coste y que los cambios nunca son inocuos: siempre tienen consecuencias positivas o negativas. Es este hecho el que genera en algunas personas inseguridad, incertidumbre y miedo, que se traduce en resistencia al cambio.

Hay algunas personas que son más propensas al cambio que otras. Hay quien busca el cambio y la evolución constante (prospectores), y otros cambian cuando ven una oportunidad (analizadores). Otras personas cambian para proteger su posición o recursos (defensores), mientras que hay quién lo hace cuando no tiene más remedio (reactores).

La correcta gestión del cambio es responsabilidad de los líderes de una entidad, pero la realidad es que hay algunos cambios que afectan a todo el mundo; desde la alta dirección hasta los becarios. Como acabamos de ver, no hay una única manera de reaccionar a los cambios y en una entidad habrá personas de todo tipo, de manera que hay que aprender a gestionarlas en cada una de las fases.

La resistencia al cambio

Es un hecho innegable que los cambios son objetivos, pero las reacciones de las personas son subjetivas, y como veíamos antes, hay personas que reaccionan positivamente ante el cambio y otras lo hacen negativamente.

En las organizaciones los líderes tienen que estar preparados para encontrarse resistencias, miedos y opositores, y deben conocer cómo gestionar el proceso. En este sentido es muy útil la siguiente herramienta:

La curva del cambio es un recurso de D.T. Jaffe y C.D. Scott que nos permite visualizar, entender, aceptar y administrar las distintas etapas que suelen atravesar los individuos que se encuentran inmersos en un proceso de cambio.

Fase de negación:

¿Qué está ocurriendo?

Toman conciencia de que el cambio se aproxima, pero actúan como si no estuviera sucediendo. La negación es un mecanismo de defensa que la gente utiliza para auto-protegerse o para preservar el éxito y el confort del pasado. Es una defensa contra el cambio y la dificultad para romper con el pasado. La negación enmascara la confusión interna y no hace más que postergar el problema, hasta que éste se convierte en algo aún peor.

¿Qué reacciones debemos esperar?

Esperan, no toman la iniciativa. Actúan como si nada pasara. Culpan a fuerzas externas o a otros por las dificultades. Cuestionan la información que sostiene o impulsa el cambio Las emociones más comunes incluyen indiferencia y calma.

¿Cómo debemos gestionar las reacciones?

  • Debemos tomar conciencia de la negación. En este aspecto, y aunque pueda parecer lo contrario, es preferible que las personas se comuniquen y expresen su disconformidad a que no se expresen y desconozcamos su posicionamiento.
  • Dar permiso para reaccionar.
  • Compartir información real.
  • Clarificar la situación y cualquier pregunta que surja.
  • Establecer normas de procedimiento francas y honestas.
  • Pensar en la practicidad a la hora de realizar acciones.
  • No esperar a que las cosas estén claras para informar.

Fase de resistencia:

¿Qué está ocurriendo?

Comienza cuando la gente reconoce lo perturbado que está a raíz del cambio. Resistencia es comprender que lo viejo, “confortable” y familiar se ha terminado, y que se teme al futuro. La Resistencia le recuerda a la gente que su poder es limitado y que usualmente no saben dónde están parados. Sienten que no pueden hablar de lo que verdaderamente les pasa.

¿Qué reacciones debemos esperar?

Se preguntan “¿Por qué yo?” y “¿Qué será de mí?” Muestran enojo hacia los demás y hacia la organización. Menosprecian o dudan de las decisiones tomadas. Se autoconvencen de que el cambio es imposible. Se niegan a acompañar el cambio y se quejan, o se vuelven callados y pasivos. Las emociones más comunes incluyen: enojo, desconfianza, depresión, ansiedad, frustración.

¿Cómo debemos gestionar las reacciones?

  • Escuchar con empatía.
  • Ayudar a conectar el enfado con la pérdida.
  • Tratar de descubrir las necesidades implícitas.
  • No evitar a la persona. No negar los sentimientos. No empeñarse en dar explicaciones racionales a sus emociones.
  • Proveer información y respuestas a preguntas.

Fase de exploración

¿Qué está ocurriendo?

La Exploración comienza cuando la gente acepta que el cambio es necesario, importante e inevitable. Hay mucha incertidumbre. Empiezan a pensar (y a veces a preocuparse) acerca de lo que ellos pueden hacer, y de lo que está dentro de su influencia. Si se focaliza positivamente hacia un objetivo concreto, las personas en esta etapa se dan cuenta de oportunidades para manejar el cambio.

¿Qué reacciones debemos esperar?

Alto nivel de energía (puede ser excitación o ansiedad). Búsqueda de información y respuestas a preguntas. Resuelven problemas y generan ideas. Asumen riesgos y tratan de innovar. Tienen dificultad en mantener el foco en el objetivo. Las emociones más comunes incluyen excitación, confusión, agotamiento, energía y optimismo.

¿Cómo debemos gestionar las reacciones?

  • Involucrarse y alentar la solución de problemas.
  • Dar lugar a la creatividad y la toma de riesgos.
  • Ayudar y alentar al trabajo en equipo dentro del grupo.
  • Fijar objetivos a corto plazo que ayuden a concentrarse en las prioridades.
  • Proveer el entrenamiento o desarrollo de habilidades necesario para la nueva forma de trabajo.

Fase de aceptación

¿Qué está ocurriendo?

Comienza cuando se elige aceptar el cambio. La gente trabaja con eficacia dentro del ambiente modificado. Se recobra la productividad y la sensación de logro y crecimiento. El compromiso involucra aceptar el cambio como nueva norma. Empiezan a tener confianza en poder ser exitosos en el nuevo entorno.

Reacciones

Las personas sienten confianza en sí misma y se sienten bajo control. Se sienten responsables de los resultados. En general son capaces de adaptarse con facilidad a los cambios técnicos, de organización, funcionales, etc. Saben lo que se está haciendo y están de acuerdo. Aparece la calma y disminuye el estrés. Las emociones más comunes incluyen aceptación, alivio, sensación de realización y orgullo por los logros alcanzados.

En general, en los procesos de cambio hay distintas reacciones. Normalmente es aconsejable escuchar y fomentar la colaboración de las personas que aceptan el cambio y luego lidiar con los detractores, y no al revés.

¿Cómo logro triunfar en la vida?

Emilio Duró lleva veinte años estudiando a las personas que encuentran parking. Y, cuando hablamos de encontrar parking, nos referimos a triunfar en la vida. ¿Cuál es el secreto del éxito?

Hace ya mucho tiempo me recomendaron un vídeo que anda por Youtube (bueno, no anda, pero ya me entendéis) y que tuvo, y sigue teniendo. mucho éxito entre los internautas. Se trata de una conferencia televisada ofrecida por Emilio Duró, un catalán que, como dice él mismo, lleva «veinte años estudiando a las personas que encuentran parking».

Me llamó mucho la atención, porque la tendencia del ser humano es estudiar al que está mal (las facultades de psiquiatría y psicología no dejan de vomitar licenciados o graduados) pero no a aquellos que triunfan. ¿Por qué? ¿Es el ser humano negativo por naturaleza? ¿Por qué nos empeñamos en corregir las cosas que hacemos mal en lugar de hacerlas bien desde un principio? ¿Significa eso que no sabemos vivir?

Emilio Duró sostiene que las personas aprenden por emociones, ya que la memoria no está «situada» en el córtex (la parte «racional» del cerebro, por llamarlo de alguna manera), sino en el cerebro límbico. Repetía varias veces a lo largo del discurso; «hay cien mil avispas que no te pican. Pero tú solo te acuerdas de la que te pica. ¿Por qué? Porque has sentido dolor.»

Vaya, pues es cierto. Yo recuerdo a aquella avispa que me picó dos veces, en concreto en el cuello y en la barbilla estando en un campamento de verano. Mi monitor me dijo: «Has tenido mucha suerte. Si te llega a picar medio centímetro más atrás, se te podía haber inflamado la zona y te hubiese impedido respirar». Evidentemente, aquello no lo olvidé, ni he olvidado qué estaba haciendo en ese momento, ni las gafas que llevaba, ni siquiera la ropa. Sin embargo, no puedo hablar de ninguna otra vez que me haya perseguido una avispa que no me picó.

Esto significa que los seres humanos aprendemos por dolor, aprendemos por pasión, aprendemos por felicidad, aprendemos por angustia. Eso explica por qué las personas son capaces de cambiar cuando sufren un impacto emocional grande, ya sea bueno o malo.

El caso es que, si nosotros aprendemos por las emociones, ¿por qué nos regocijamos en las emociones negativas? Si todo es relativo, si todo depende del color con que se mire, ¿por qué casi siempre le ponemos un cristal de color negro o gris?

Creo que es cierto que nada es malo o bueno per se, somos los seres humanos los que lo convertimos en bueno o malo. Como decía Duró, «El ser humano es el único animal capaz de joderse la vida», porque no vemos la vida con positivismo, no le ponemos el cristal color rosa.

Está comprobado: la mayor parte de las preocupaciones que tiene la gente son por cosas que no han pasado y que nunca van a pasar. Hablamos de un 80% de las preocupaciones reales de las personas. Nos empeñamos en inquietarnos por cosas que no pertenecen al presente y que nos impiden ser felices, cosas que no deberían ocupar más de dos minutos en nuestra mente antes de que las desechásemos como tonterías o preocupaciones vanas.

Con esto no quiero decir que nos tengamos que olvidar del futuro y vivir a tope y probarlo todo y al cuerno con la planificación. Dios sabe que yo no podría mandar la planificación al cuerno. No. Para mí el futuro debería ser una meta: un lugar al que tenemos que llegar, un triunfo que queremos conseguir, un punto de llegada que no debemos perder de vista. Pero la mayoría de los obstáculos en el camino nos los ponemos nosotros. Creo que si viviésemos el presente de una manera más intensa, sin preocuparnos tanto por el futuro, simplemente dando todo lo que podemos dar de nosotros mismos, esforzándonos a tope en el momento presente… conseguiremos nuestra meta. Y en el caso improbable de que no lo consigamos, tendremos que tener en cuenta que hay otros factores que no dependen de nosotros que también influyen en nuestra vida y en nuestro destino. Pero no habríamos fracasado.

Duró nos dice que cantemos, que bailemos, que echemos los hombros hacia atrás, porque haciendo eso es imposible que estemos tristes. Que nos motivemos, que nos digamos que todo va a ir bien. Defiende que la mente no distingue entre mentira y verdad, y que, por ello, podemos engañarla introduciendo pensamientos positivos. Asegura que seremos más felices, y que las personas motivadas consiguen más éxitos que las personas que no lo están. Es decir, si un conferenciante afronta la charla pensando que el público le va a aplaudir, que va a colaborar, que va a tener un público atento… Probablemente lo consiga.

Os recomiendo que veáis el vídeo: las dos horas de discurso se hacen cortas.

Mientras tanto, me despido como hace él: Seguid locos