Inbound marketing, lead scoring y lead nurturing

En este post quiero hablar sobre el lead scoring, el lead nurturing y sobre cómo aplicar estos dos conceptos a nuestra estrategia de marketing con algunos ejemplos.

¿Me acompañas?

 

En otras profesiones se ríen de los profesionales de la comunicación y el marketing porque nos encantan las siglas, los términos en inglés y los conceptos abstractos. Funnel, SEM, flying wheel, estrategia del océano azul, inbound, lead, roas, benchmarking, briefing, engagement, pull, push… y un larguísimo etcétera. (Si os llama la atención este tema os aconsejo un artículo sobre los 101 anglicismos más usados en marketing

En este post quiero hablar sobre algunos de estos anglicismos, explicando qué es el lead scoring, qué es el lead nurturing y cómo aplicar estos dos conceptos a nuestra estrategia de marketing con algunos ejemplos.

Antes de explicar el lead scoring y el lead nurturing es preciso entender dos conceptos muy utilizados en el marketing: el proceso del cliente y el funnel de marketing y ventas. 

Cuando hablamos del proceso de compra de un cliente nos referimos al recorrido que hace un potencial comprador de un producto o servicio desde que identifica un problema o un reto a resolver hasta que se decide a adquirir algo que le ayuda a la consecución de su objetivo o resolución de su problema. 

  • Awareness: En este momento el cliente se da cuenta de que tiene un problema, reto o necesidad que necesita resolver. 
  • Consideración: El cliente empieza a buscar maneras de solucionar su problema.  Comienza a valorar las distintas opciones disponibles en el mercado para poder decidir cuál de ellas se adapta mejor a sus necesidades y posibilidades económicas. 
  • Decisión: El cliente se queda con algunas de las opciones disponibles en el mercado y toma una decisión final de adquisición. 
  • Compra:  El cliente no solo ha elegido el proveedor, sino que está listo para realizar la compra y la realiza. 
  • Repetición de compra / recomendación: A esta fase le sigue otra mediante la cual el cliente vuelve a comprar o recomienda el producto o servicio a las personas de su alrededor si se siente satisfecho con el mismo. 

El funnel de ventas es otro proceso mediante el cual acompañamos al cliente por todas esas fases, tratando de proporcionarle lo que necesita para tomar una decisión (y si se decanta por nuestro producto o servicio, mucho mejor). 

  • Atracción – Atraer a nuestros clientes. Es una fase en la que debemos proporcionar información al cliente, entender qué es lo que necesita, cual es su casuística, ayudarle a ponerle nombre a su reto o problema  y hacerle saber que existen posibles soluciones.
  • Interacción – El cliente ya conoce que existen soluciones y productos que pueden ayudarle y está haciéndose preguntas sobre los mismos. Es el momento de conversar con nuestro cliente: seguirle escuchando, ofrecerle información más concreta y dirigida a solucionar su casuística y explicarle cómo funciona nuestro producto o servicio para que comprenda las opciones que éste presenta. El cliente probablemente está considerando varias opciones. 
  • Consideración (Conversión) – Se han reducido las opciones del cliente y la empresa tienen que convencerle de por qué la solución que ofrece es la mejor del mercado. En este momento se pueden realizar promociones, demos, one to one con el cliente, invitación a webinars y un largo etcétera de acciones que ayudarán a convencer al cliente de que confíe en nuestro producto. 
  • Fidelización  (Deleitar) – Una vez el cliente ha realizado una compra, el funnel continua con el deleite y la fidelización que, si se logra, puede revertir en una recomendación a un tercero. Hay muchos canales para fidelizar y deleitar, siendo uno de ellos por ejemplo, los cursos de formación para los empleados que comienzan a utilizar una nueva herramienta, descuentos, etc.
    Si conseguimos fidelizar al cliente abrimos nuevas oportunidades  de venta, no solamente de cara a la recomendación (como ya he mencionado) sino de cara a la recompra, upselling, crosselling… 

Ahora sí, ¿Qué es el lead nurturing?

El lead nurturing es un proceso, frecuentemente automatizado, mediante el cual se va «nutriendo» a los clientes; se les va cuidando hasta que están listos para ser contactados por un comercial o realizar la venta. No obstante, como hemos visto en el párrafo anterior, el proceso de lead nurturing no acaba cuando el cliente realiza una compra, pues en este momento se pueden seguir realizando acciones de lead nurturing para que el cliente vuelva a adquirir otro producto, o se decante por hacer un upgrade a un servicio más completo. 

La información y los impactos que recibe el cliente dependen de sus acciones. ¿Cómo? Justo eso: la empresa crea un diagrama mediante el cual se estudian las casuísticas y las distintas posibilidades de interacción del cliente y, en función de ese estudio, se automatizan los procesos para ir llevando al cliente a través del funnel. Algunas de las herramientas que permiten realizar estos «flows» son Marketo, Pardot, Hubspot o Eloqua. 

En función de las acciones que realice el cliente, se le va otorgando una puntuación, que será más alta cuanto más se acerque a la conversión. Esto es lo que se conoce como lead scoring. 

En este sentido es muy interesante la propuesta de Xavier Pla y Pau Valdés, director de cuentas y CEO de InboundCycle, que comentan que el método de lead scoring tiene que tener en cuenta tres factores principalmente: 

1) El Grado de afinidad entre el lead y el cliente ideal de la empresa

2) El grado de conocimiento de la empresa – ¿Cuántas interacciones ha realizado el cliente con los contenidos? ¿Qué ratio de interacción presenta la persona? ¿Conoce la marca y las posibilidades que se ofrecen? 

3) El momento del proceso de compra en que se encuentra el lead – ¿Está preparado para realizar la compra? Esta información la podemos conocer bien gracias a conversaciones directamente con el cliente o analizando el comportamiento que ha tenido, por ejemplo, en nuestra página web (si ha visitado la página de precios es probable que le interese adquirir algo). 

Es importante tener en cuenta que hay acciones que puede realizar un lead que lleven a una puntuación positiva y otras que pueden restar puntos (por ejemplo, si visita la parte de la web dedicada a solicitar empleo o el famoso «trabaja con nosotros», tenemos información de que no es un cliente interesado en comprar. 

Esta puntuación siempre tiene que cotejarse con los criterios sociodemográficos que tengamos: ¿Es una persona que pertenece a nuestro nicho de mercado? ¿Puede tomar la decisión de compra?

Vamos a ver un ejemplo: 

  • Suscripción a la newsletter: 1 punto 
  • Asistencia a un webinar (genérico): 2 puntos 
  • Se descarga un whitepaper: 1 punto 
  • Se descarga otro whitepaper/ebook (es decir, vuelve a interactuar con la empresa): 2 puntos
  • Asistencia a una demo de producto: 4 puntos 
  • Cancelación de la suscripción a la newsletter: -1 punto 
  • Visita a la sección «Trabaja con nosotros» de la web: – 3 puntos 
  • Se le ha contactado y no está preparado para realizar la compra: – 2 puntos 

Así, cuando un cliente llegue a la puntuación indicada por el departamento de marketing de la empresa, estará cualificado para pasar a ventas. 

¿Y cómo es un ejemplo de automatización de procesos de marketing?

Imaginemos que una persona se suscribe a uno de nuestros webinar que hemos publicitado en LinkedIn. Bien, ya hemos implementado un lead magnet mediante el cual hemos conseguido su correo para enviarle los datos de ingreso al webinar. 

En cuanto que el programa recibe la suscripción al webinar, se dispara un mensaje automatizado al email, agradeciendo a la persona la suscripción al webinar y avisándole de que, un día antes del webinar y el mismo día del webinar, recibirá recordatorios del mismo.  

Un día antes del webinar, el sistema dispara otro email con el recordatorio, como se ha prometido, y además envía un Whitepaper el cliente con información relacionada para que vaya «abriendo boca» de cara al webinar. 

Aquí se da una doble casuística: 

Si el cliente abre el email, le llevará a la web donde podrá realizar la descarga del material a cambio de conceder algún dato de relevancia para la empresa, por ejemplo, en el sector en el que trabaja el lead, el tamaño de la empresa o algo de información sobre su interés en particular. En este caso, subiría la cualificación del lead y por tanto, su lead scoring. Además, recibirá en su bandeja de entrada el whitepaper que ha solicitado. Un día después, se le enviará el nuevo email de recordatorio del webinar. 

Si el cliente no abre el email, recibirá directamente el recordatorio del webinar al día siguiente. 

Tras el webinar, ambos contactos recibirán, por ejemplo, un email agradeciendo la asistencia y (quizá) ofreciendo la posibilidad de poder volver a ver el contenido a través de un link determinado. Sin embargo, al que no hizo clic en el primer whitepaper se le ofrecerá un contenido distinto que al primer lead, que ya está más cualificado. 

Esto es solo un ejemplo sencillo de una posible automatización de procesos de marketing, que puede ser infinitamente compleja dependiendo del tamaño y la capacidad del departamento de inbound marketing. 

¿Qué herramientas podemos usar en una campaña de lead nurturing? 

Os dejo algunas ideas o ejemplos en los que os podéis inspirar si estáis buscando algunas ideas para vuestras campañas. 

1. Whitepaper o texto corto, de unas pocas páginas de muy variada índole, donde, por ejemplo se pueden explicar aspectos muy concretos del problema, reto o casuística que pueda tener el cliente o se puede reflejar el conocimiento del mercado a través de estadísticas. Otro modelo de whitepaper muy conocido son aquellos del estilo «10 claves para entender a tu cliente» o «Las 7 claves del lead nurturing». 

2. Ebooks – Es un libro digital en el que se profundiza en un concepto en mucha mayor medida que un whitepaper. Suelen tener un carácter marcadamente divulgativo y se utilizan para reflejar el conocimiento del problema, sector, 

3. Webinars – Se pueden utilizar en cualquiera de las fases del cliente: desde la primera fase en la que se pueden realizar mesas redondas para comentar las situaciones de distintos clientes y compartir los diferentes prismas de una situación, problema o reto, hasta en la fase de consideración, realizando una demo del producto. 

4. Demos de producto – Suelen realizarse ya en la última fase del funnel para tratar de convencer al cliente de que adquiera nuestro producto o servicio en lugar del de la competencia. 

5. Promociones, descuentos, 2×1 y otras estrategias 

6. Email marketing- También muy fácilmente adaptable a todas las fases del funnel, y una de las estrategias con mayor ratio de conversión y mejor ROI, puesto que tiene muy bajo coste. 

7. Chatbots – U otras herramientas de mensajería instantánea y hasta redes sociales, para que el cliente nos pregunte acerca de cualquier duda que tenga de nuestro producto o servicio y reciba atención personalizada e inmediata. En muchas ocasiones los chatbots se pueden automatizar en las primeras fases, pero en otras ocasiones requieren un ser humano que los atienda. 

8. Blog – Como dirían en inglés, an oldie but a goodie. Un blog, además de posicionar en SEO, también ayuda a generar contenido para las redes sociales y para aportar conocimientos e información relevante a nuestros potenciales compradores. Eso por no mencionar que en algunos sectores puede ser una demostración importante de nuestros productos. 

Hasta aquí, algunas de las herramientas o ideas que se pueden implementar. Espero que os haya servido el artículo para conocer un poco mejor estos anglicismos que, al final, no son tan complicados de entender pero que impactan de forma importante en nuestra estrategia de marketing. 

¡Seguro que se os ocurren muchas más! 

Caso práctico: FLAX & KALE

Flax and Kale es una marca catalana de alimentación saludable flexitariana. Es una marca que no deja de triunfar en el mundo de los detox y la comida saludable, pero hasta los grandes pueden aprender.

Cuando he adquirido algunos de sus productos, se me han ocurrido algunas iniciativas de marketing y aspectos que la marca puede mejorar. Desde este blog quiero compartir mi punto de vista y así, ofrecer el primer caso práctico. 

¿Me acompañas?

Flax and Kale es una marca catalana de alimentación saludable flexitariana. Empezaron en Lleida con un osado y pequeño restaurante vegetariano cuando apenas nadie conocía ni disfrutaba de este tipo de alimentación. Algo más tarde se atrevieron a abrir un restaurante en Barcelona, fueron progresando hasta que ahora tienen restaurantes hasta en el Paseo de la Castellana de Madrid, además de una página web donde distribuyen su comida preparada y zumos cold press (Además de otros productos) a toda España. 

Barri, como se le conoce a su CEO, ha colaborado activamente con personas muy conocidas en el mundo del deporte, como Valentín San Juan, y se puede decir que ha desarrollado un proyecto que muchos de nosotros desearíamos: una empresa de éxito. Desde Flax and Kale no dejan de añadir productos a su oferta y están consiguiendo que muchas personas (entre las que me incluyo) prueben la comida flexitariana. 

No obstante, hasta los grandes pueden aprender, y cuando he adquirido algunos de sus productos, se me han ocurrido algunas iniciativas de marketing y aspectos que la marca puede mejorar. Desde este blog quiero compartir mi punto de vista y así, ofrecer el primer caso práctico. 

CAPTACIÓN DE CLIENTE o la fase inicial del funnel 

A mí me captaron, ¿no? Flax and Kale hace muy buena promoción de sus zumos cold press y las detox en redes sociales, tanto en Instagram como YouTube y utiliza influencers conocidos para promocionar la marca. Barri también realiza estos vídeos y resulta una persona cercana, simpática y agradable. También tengo que felicitarles por su trabajo de SEO y SEM,  ya que en cuanto buscas por las palabras clave «comida saludable» «Detox» «Zumos detox» «Kombucha» «Plan detox» y similares, siempre aparecen en las primeras posiciones. 

Hasta aquí ¡Todo correcto! 

Nada más entrar en la web aparece un mensaje de descuento de un 10% en el primer pedido si te suscribes a la newsletter. ¡Bien! Los planes detox son caros, así que un pequeño descuento siempre se agradece. Tengo que reconocer que yo tardé varias visitas en comprar: comparé mucho con otras web que ofrecían planes detox, comparé precios, comparé lo que ofrecían unos y otros… Quería un buen plan detox y quería que fuera barato, y al final me decanté por Flax & Kale porque: ofrecían el precio más razonable, por la manera de presentar sus zumos, dejando muy claro qué iba dentro de cada zumo, porque me hacían un descuento inicial y porque, no puedo negarlo, el look and feel de la página y la simpatía de Barri en los vídeos que había visto me habían cautivado. 

Decidí entonces armarme de valor y comprar. Y aquí, una vez se ha iniciado la compra, es donde vienen mis puntos de mejora. 

MOFU – O la fase media del funnel 

1) Flax and Kale no manda los zumos en lunes. Entiendo que puede ser por temas de logística pero… ¡Todo el mundo sabe que los buenos propósitos empiezan los lunes! Además, si haces el envío el martes ya tienes que empezar el miércoles… Lo que significa que te coge el viernes. Y cuando tus amigos están de cenita (que tú podrías escoger comida saludable) tienes que estar con los zumos. ¡No apetece!

2) Me mandan el mensaje para dar feedback sobre el pedido antes de que llegue el pedido… Cuando saben perfectamente qué día van a hacer el envío. Este aspecto hay que cuidarlo mucho por temas de imagen y porque estás perdiendo valoraciones positivas. Mi consejo es que manden un mensaje el día que se recibe el pedido (por la tarde, ya que las cajas llegaron hiper puntuales por la mañana) y  otro email el día que se termina el detox. 

3) Llega la caja con los zumos, perfectamente precintada y presentada, con la marca bien visible en la caja (suscitó mucho interés entre mis compañeros) pero… No venía ni siquiera un folio de papel explicando cómo me tenía que tomar los zumos cada uno de los tres días, ni explican las características del detox, ni qué se supone que aporta cada zumo… 

Tengo que aclarar que yo la opción que cogí era la de «Mi primer detox», es decir, no tengo ni idea de a lo que me estoy enfrentando. Tengo algo de miedo y nerviosismo y muchas preguntas; me hubiera dado la vida una especie de folleto que me explique las cosas: ¿Cómo son los zumos? ¿Voy a pasar hambre? ¿Voy a tener mareos? ¿Qué me aporta cada zumo? ¿Por qué cambia el orden de tomarlos cada día? ¿Qué resultados puedo esperar? ¿Qué pasa si noto mareos, qué tengo que hacer? ¿Cómo recupero el ritmo después de un detox? 

Las respuestas a todas estas preguntas también ayudarían a cumplir uno de los objetivos que comunica la marca: la divulgación y el aprendizaje de un estilo de vida más saludable.

No vale con tenerlo en la web: hay que mimar a aquellas personas que ya son clientes.

4) Han perdido una oportunidad brutal de cross-selling. Flax and Kale tiene comida preparada saludable y creo que podrían haber aprovechado a poner un cupón de descuento en la caja para comprar sus comida sana, o una oferta de «por tantos platos te regalamos uno» para que continúes tu camino saludable. Pero no lo han hecho, y entre medias, me ha comentado un compañero otra web en la que te mandan comida preparada a casa, con muy buena pinta. Pues ya veis, ahora voy a coger la otra opción en lugar de seguir con Flax and Kale (y también porque me encanta probar cosas). No descarto en un futuro probar los preparados de Flax, pero, de momento, han perdido una oportunidad de venta. 

5) Con la entrega de estos materiales podrían generar más tráfico a la página web, lograr seguidores en las redes sociales, y conseguir más maneras de impactar a los ya compradores. 

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FASE FINAL DEL FUNNEL 

En el momento de escribir este texto, estoy tomándome el segundo zumo, por lo que el análisis de la fase final del funnel, es carne de otro post…

¡Si os interesa! Dadle like para comunicarme si queréis que escriba esta parte del post. Vuestro feedback es todo para mí.

Introducción al neuromarketing (y neuromarketing digital)

¿Sabías que el 95% de las decisiones de compra se hacen de forma inconsciente? ¿Y que un 40% de los consumidores cambian de opinión en el momento de la compra? Esto se consigue gracias a impulsos generados artificialmente. Descubre el mundo del neuromarketing, responsable de estas decisiones, en este post de introducción.

¿Sabías que el 95% de las decisiones de compra se hacen de forma inconsciente? ¿Y que un 40% de los consumidores cambian de opinión en el momento de la compra? Esto se consigue gracias a impulsos generados artificialmente. Es precisamente de ese tipo de impulsos de los que se encarga el neuromaketing. Los expertos estudian cómo funciona el cerebro y las reacciones humanas y valoran cómo utilizarlo para impactar en los potenciales consumidores y convencerles de que adquieran un determinado producto, más unidades de lo que pensaban en un principio, etc.

En fin, que la estadística de la que hablábamos en el párrrafo anterior deja claro que el momento de la compra es fundamental a la hora de impactar en nuestros consumidores y conseguir que añadan productos al carrito. Para cumplir este objetivo, existen acciones que ayudan a generar ese “momentum de la compra”; que se llene el carrito y se finalice la adquisición.

¿Es ético el neuromarketing?

Esto es una opinión subjetiva, obviamente. Creo que el neuromarketing es una herramienta como cualquier otra que podemos incorporar en nuestra estrategia de marketing para impulsar las ventas.

No se trata de engañar al usuario, sino de convencerle de que nuestro producto o servicio va a satisfacer sus necesidades apelando a sus instintos y tratando de facilitar la toma de decisión para que esta se realice de forma rápida.

Por supuesto habrá quien utilice de manera abusiva estos recursos e intente manipular a los potenciales compradores, como en todo. Pero yo, y como yo muchísimas otras personas que nos adentramos en el mundo del neuromarketing, partimos de la base de que el consumidor no es tonto. Podemos “ayudarle” o “empujarle” a que tome una decisión, pero la mayoría de las personas se dan cuenta de cuando se está produciendo un abuso en estas técnicas.

¿Cómo funciona nuestro cerebro y por qué funcionan las técnicas de neuromarketing?

Simplificándolo mucho, muchísimo, podemos decir que tenemos dos sistemas: El sistema 1 o intuición, que controla gran parte de nuestras decisiones diarias y todas aquellas acciones que hacemos de manera “automática”. Es capaz de tomar decisiones a toda velocidad, algo que fue fundamental para nuestra supervivencia en el pasado.

El sistema 2 es más complejo. Apela a la razón y es la parte de nosotros que valora, sopesa, compara y toma decisiones mucho más complejas. Consume muchos recursos y es mucho más lento que el sistema 1…

Y efectivamente, lo habréis adivinado, para las acciones de neuromarketing lo que intentan es apelar al Sistema 1 para que tomemos decisiones de compra rápidas y más irracionales.

Existen 6 estímulos para “llamar la atención del sistema 1”. Vamos a verlos en una infografía para que no se haga pesada la explicación:

En siguientes post dentro de la categoría de neuromarketing, comenzaremos a analizar cada uno de estos grupos.

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Caso real: Cómo NO organizar un evento

En este post os cuento cómo fue el primer evento que organicé y todo lo que aprendí de mis tremendos errores. Un aprendizaje que me ha durado toda la vida.

Ha pasado una verdader eternidad desde entonces, pero recuerdo perfectamente la primera vez que celebré un evento y todas las cosas que hice mal. La verdad es que la inexperiencia me jugó una malísima pasada, y no olvidaré la angustia que pasé tanto los días previos al evento como durante el mismo. Sin embargo, lo que aprendí equivocándome (y con las broncas posteriores) lo grabé a fuego en mi mente y no creo que vuelva a cometer jamás los mismos errores. Os voy a narrar mi experiencia porque, si estás harto o harta de organizar eventos puede que te rías, y si no, es muy posible que aprendas algo.

Os voy a poner en situación: Lanzamiento de un producto de Microsoft, hace ya unos buenos 10 años. Escogemos a unos 20 periodistas y 20 blogueros para hacerles una demo e invitarles a comer y a merendar, respectivamente, al prestigioso restaurante Sergi Arola.

Enviamos, como siempre, la invitación al evento por email y pedimos confirmación. En muchos casos, tratándose de Microsoft y presentando las novedades de un producto como Hotmail, no hacía falta perseguir a los periodistas y blogueros para saber si al final van a poder pasarse.

La cosa transcurrió más o menos bien hasta dos días antes del evento. Fue ahí cuando empezó la odisea.

Cuando me preguntó mi jefa cuál era el presupuesto de la pantalla y del proyector se me dibujó una mueca de pánico en la cara. ¿Pantalla? ¿Proyector? Se me había olvidado completamente encargarlos, así que tuve que llamar a toda prisa a los proveedores, pedirles mil perdones y encargar el tamaño de la pantalla totalmente a boleo, porque se me había olvidado medir la superficie donde iba a colocarse.

A continuación me preguntaron por el “tema enaras”. Ena… ¿qué? Tuve que mirar en Google qué era eso de las enaras y resulta que eran aquellos roll ups que se ponían en los eventos a veces. Corre que te corre a llamar a Microsoft para pedirles las enaras.

Pero eso no es nada. El primer gran problema fue cuando me di cuenta de que había equivocado el nombre de la calle en la convocatoria de prensa. En lugar de la calle “Zurbano” puse la calle “Zurbarán”.  Cuando envié el recordatorio de la convocatoria lo envié bien… pero serían muchos los periodistas que no leerían este segundo correo de convocatoria.

Día del evento. Y la cosa solo iría a peor.

Los periodistas llegaban cabreados al restaurante después de haber tenido que dar cien vueltas para aparcar (se me había olvidado poner en la convocatoria dónde había un parking cercano). Otros muchos venían de la calle Zurbarán… tarde y todavía más cabreados.

No sabía quién era nadie. No me había molestado en buscar sus fotos o información sobre ellos, y era evidente cuando llegaban que no sabía quién eran. Y encima, se me había olvidado en la oficina la lista de periodistas que habían confirmado y sus teléfonos de contacto. Esto supuso dos nuevos problemas: uno, las confirmaciones eran un caos y, segundo, tuve que “liarla parda” (Si me permitís la expresión) para llamar a los periodistas que no habían venido y confirmar que no estaban perdidos en la calle Zurbarán.

El wifi también fue un medio problema. Ahora, tanto los blogueros como los periodistas twittean, y  durante los cinco minutos previos a la presentación pensábamos que el wifi no iba a llegar ni al ordenador del ponente, porque la pantalla la habíamos colocado al fondo del local (donde la pusimos improvisadamente) y era donde había menos cobertura. A pesar de que fue una falsa alarma, anoté mentalmente: para la próxima, llevo un pincho (USB) con wifi de backup. Ah, y llevar un alargador para poder enchufar todos los equipos necesarios. (Tuve que pedirlo al restaurantes y tuve mucha suerte de que tuvieran uno).

Cuando parecía que ya no se podían torcer más cosas, se sentaron los periodistas a comer. Y algunos se tuvieron que levantar antes de llegar al postre porque había escogido un menú demasiado largo y no podían quedarse más tiempo.

Cuando entregaba ya los regalos a los últimos blogueros rezagados aquella noche no me podía creer que ya hubiera pasado todo. Sabía que la bronca que me iba a comer al día siguiente no iba a ser pequeña, y me fui a casa con un sentimiento de derrota importante.

La bronca me la comí, obviamente, y eso que ni el cliente ni los periodistas se enteraron (hasta ahora) de las dificultades que habíamos sufrido.

Eso sí, las lecciones que aprendí se me quedaron grabadas a fuego y el siguiente evento que celebré transcurrió sin sobresaltos y sin ningún problema. El cliente nos felicitó tanto en persona como por escrito y los blogueros y periodistas también nos comentaron que estaban muy contentos tanto con el producto como con la celebración del evento, en el que se lo habían pasado fenomenal. Más tarde, cuando hube cogido confianza con algunos de los asistentes, me confesaron que no se habían dado cuenta de casi nada de lo que había ido mal (salvo los que no llegaron al postre, claro). Mi equipo me ayudó a salvar el día.

A la mañana siguiente en la agencia, me hice una lista de todas las cosas que tenía que tener en cuenta cuando celebraba un evento: ¿Necesito wifi? (Si lo necesito llevar un USB de backup por si acaso) ¿Necesito fotógrafo? ¿Necesito enaras? ¿Cuánto tiene que medir la pantalla? ¿Dónde voy a colocar el proyector? ¿La luz es óptima para la proyección? ¿Se escuchará bien o se van a necesitar micrófonos? ¿Hay música ambiente? ¿Nos dejan quitarla para la presentación? ¿Llevo la lista de asistentes, sé quiénes son o he visto fotos para reconocerles? ¿Llevo la lista de teléfonos para contactar a los que han confirmado? ¿Tengo un alargador por si acaso los cables no llegan y un ladrón por si necesitan enchufar varios ordenadores? ¿El catering es adecuado? ¿Llevará mucho tiempo servir todo el menú? ¿Están todos los datos correctos? ¿He enviado el recordatorio del evento un día antes? ¿La convocatoria lleva especificado dónde hay un parking cerca? ¿Está mi teléfono móvil en la convocatoria por si surgiera algún problema? ¿Tengo regalos de sobra por si alguien viene acompañado o aparece un periodista por sorpresa, no dejarle sin regalo?

Estas son las cosas que hay que revisar una y mil veces antes de realizar un evento, y es muy recomendable tener un checklist genérico que luego podamos adaptar a cada uno de los eventos dependiendo de las particularidades del mismo.

Espero que hayáis aprendido algo o por lo menos, haberos arrancado una sonrisa.

¡Hasta pronto!